Chapter Capítulo 326
Capítulo 0326
Extra 24: ¿Cita?
Cuando Samanta terminó la llamada solo dejó escapar un suspiro, ya que eso le hizo recordar el pasado.
– Ah... en verdad que no has cambiado ni un poco – comentó mirando
el teléfono.
–
– Mamá en eso ella alzó la mirada y vio que su hijo ingresaba a la oficina mientras leía unos papeles – me acaban de pasar el
reporte con las cotizaciones sobre los nuevos mosaicos que deseas hacer para la nueva colección comentó pasándole los
papeles.
–
– ¿Tan rápido? a ver – pidió emocionada leyendo esos reportes.
– Me dijeron que pueden hacerse en 4 días, ya que es un diseño sencillo y tienen esos moldes de figuras geométricas, lo cual
no es un reto para los artesanos – comentó al ver la felicidad de su madre.
– Lo sé y lo mejor de todo es que esta es la tendencia actual en las decoraciones – indicó ella – es decir que si no tardan en
elaborarlos, significa una gran ganancia para nosotros e igual seguiremos manejando los básicos diseños lisos, los que parecen
salpicados de pintura y los que aparentar ser madera, mármol o piedra.
–
– Bueno mamá, tú eres la experta en esto – dijo Jayden al ver la
emoción de su madre – por cierto, hoy me toca ir por James y Elizabeth ¿quieres ir a comer con nosotros? ya que papá anda
supervisando la obra de los departamentos.
Me encantaría hijo, pero tengo una cita.
-¿Qué? como que una cita ¿con quién? – preguntó frunciendo ligeramente el ceño.
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Pues parece que no va a ser necesario eso del secuestro – habló ella mientras se colocaba de pie y firmaba esos papeles para
dárselos a su hijo – ten, dile a Jimmy que ya mande la orden de producción a la fábrica, para que tengamos algo en las
Ah sí, ya le digo que los mande – comentó al tomar los papeles – pero... am... ¿con quién es tu cita?
– Voy a ir a comer con Gabriel.
– Jayden abrió los ojos de golpe, pero Samanta no pudo preguntar o decir algo porque él salió rápido de la oficina.
-¿Eh? – Samanta se extrañó por esa actitud, pero no logró asimilar lo que pasó, porque enseguida su hijo regresó en compañía
de su padre y ambos se notaban ligeramente molestos e histéricos.
-¿Cómo que te vas a ver con ese fulano?– reclamó Enrique tomándola de las manos.
– Si Brandon, parece que ya no harás eso – decía Jayden al teléfono.
–
– Dios... jajaja en verdad que ustedes son los reyes del drama – indicó la mayor divertida.
– Y lo somos, porque si ese sujetó trató de dañar a nuestro nieto, un niño... no quiero imaginar que tratara de hacerte si te
niegas a algo y yo no... – Enrique empezó a hablar dejando notar su angustia, pero en eso recibió un beso en los labios –
amor...
Jeje alguien ya ha visto muchas series policiacas y de suspenso comentó ella acariciándole el rostro,
– Pero...
Enrique nada malo me va a pasar y Jayden termina esa llamada, no estés molestando a tu amigo por esto.
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Pero... – ahora ambos rubios se quejaron y se miraban preocupados.
Acepte ir a comer con él para hablar de todo esto que está haciendo y ponerle fin.
– Pero mi amor no sabemos si el...
– Exacto mamá, qué tal si intenta hacerte algo malo.
–
– A ver los dos, calmados.... – hablo igual tomando la mano de su hijo – voy a estar en un lugar público y solo platicaremos
¿sí?
... – ambos hicieron una mueca, ya que no estaban muy seguros y en
eso sintieron como ella los soltaba.
– Bueno nos vemos en la noche – declaró ella dándoles un beso en la
mejilla antes de caminar a la salida.
– Tranquilo mi amor, confía en mi y nos vemos en la noche – dijo ella
saliendo de la oficina sin mirar atrás.
Padre e hijo estaban preocupados, por lo que buscaron hacer algunas llamadas para recibir apoyo mientras seguían de cerca a
Samanta, porque deseaban cuidarla y de paso conocer a ese tal Gabriel que les había estado causando problemas.
Jayden busco llamar a Débora para explicarle la situación y para que le hiciera dos favores: ir por los niños y que le prestara a
Máximo, por si las cosas se ponían rudas.
Por suerte la castaña logró organizarse rápido y ella le confirmó que pasaba a buscar a los niños, solo le pedía que se cuidara y
que no hiciera nada loco.
Justo cuando ellos llegaron a ese restaurante, vieron que igual el chofer dejaba a Samanta en la entrada, la vieron ingresar y
ser dirigida a una mesa en específico.
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Ellos buscaron estacionar su vehículo y al llegar a la entrada se encontraron con Máximo, quien les ofreció una peluca a cada
quien para que la señora no los reconociera.
El lado bueno es que ese día el restaurante no estaba muy lleno, por lo que lograron encontrar una mesa sin reservación y fue
la que estaba junto a Samanta, así podrían cuidarla y escuchar la plática.
Mientras tanto Samanta se había sentado en su mesa y le pidió algo de beber al mesero en lo que esperaba a su acompañante.
Justo cuando el mesero le entrego su bebida, un hombre de cabello negro y ojos verdes apareció ante ella.
–
Samanta le saludó ese hombre con una gran sonrisa dibujada en sus labios.
– Gabriel, hola – dijo ella levantándose para darle un abrazo – no has
cambiado mucho.
– Estás radiante – indicó admirando la apariencia de ella.
– Jeje gracias.
Enrique estaba que se moría de celos en esos momentos, pero su hijo y Máximo lo estaban sujetando para que no se moviera
de su
asiento.
– Ah sí mira te traje esto... am... aún son tus favoritas ¿verdad? – habló mientras le entregaba un ramo de rosas rojas.
Oh vaya, jeje no lo has olvidado y si, aun son mis favoritas – indicó ella sonriendo y recibiendo las flores.
– Gabriel sonrió y busco ayudarla para que volviera a tomar
asiento.
– Gracias.