Chapter Capítulo 32
Capítulo 0032
Entre escándalos y malos ratos para ambas familias llegó el maldito
día... el día del juicio.
Era el momento de la verdad y todos tenían una sola cosa en mente: vengarse de Débora.
Se juraban que apenas la vieran en el juicio la haría arrepentirse de esa estupidez que hizo, porque les ocasionó muchos
problemas con esas acciones.
Isabela era quien estaba más molesta con esas acciones, porque ahora sus amigas la ignoraban y eso le frustraba mucho.
– Hijo apenas veas a esa muda, no dudes en castigarla por lo que hizo – indicaba la mujer mientras se bajaba del automóvil, ya
que toda la familia acompañó a Roger al juicio.
– Ustedes no van a hacer nada – les regaño Guillermo cerrando la puerta del auto.
– Madre, da pena escucharte hablar así – indicó Elliot al bajarse y ponerse al lado de su padre.
Tú no te atrevas a juzgarme, respetame – declaró molesta Isabela
Entonces compórtate mujer, dios... en verdad que ese dicho es cierto y el peor enemigo de una mujer es otra mujer – opinó
Guillermo mirando mal a su esposa.
Isabela solo frunció el ceño ante el comentario de su esposo, pero no opino nada más porque noto que había muchos
reporteros y algunos estaban acercándose a ellos para entrevistarlos.
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Al ingresar vieron que ya había varias personas en la sala y la mayoría solo eran curiosos amantes del chisme y reporteros.
Tras los Petrovic ingresaron los Anderson, captando la atención de todos los presentes ya que las personas empezaron a
señalarlos con el dedo y murmurar mientras les observaban atentamente.
– Esto es humillante – susurró Casandra notando que algunos de sus supuestos amigos estaban en el lugar hablando entre
ellos y parecían burlarse de ella, lo cual le enfureció.
– Apenas vea a Débora juro que la golpeare, ayer recibí la peor humillación de todas cuando mis amigos me dieron la espalda y
me sacaron del club como si fuera un maldito mendigo – se quejó Ernesto apretando con fuerza los puños.
– Cállense y dejen de hablar – les regañó su padre.
Federico ¿por qué regañas a tus hijos? si lo que dicen es la verdad!
– Vanesa usa tu cerebro, algunos reporteros saben leer los labios y no- creo que quieras más escándalos.
Ante eso ellos miraron de forma discreta a su alrededor y vieron que varios reporteros solo les estaban mirando de forma atenta
por lo que todos torcieron la boca y buscaron guardar silencio para tomar asiento cerca de los Petrovic.
Roger se sentó en su lugar asignado al lado de su abogado y al mirar a su derecha vio que ni Débora ni su supuesto abogado
habían llegado.
Parece que el sexo que le dio a su abogado no fue suficiente para hacer que venga al juicio – indicó de forma arrogante Roger y
alzando un poco la voz buscando hacer que todos le escucharan, para así retratar a Débora como la mala antes de empezar.
Por el comentario, se empezaron a escuchar varios murmullos entre
el público.
Justo en eso se abrió la puerta por la cual ingresaron Cristian y
Carolina.
Roger al ver a la pelinegra, frunció el ceño y giró los ojos, porque era lógico que la amiga de la muda estaría presente en el
juicio y tal vez ella fue quien le metió esa idea estúpida del divorcio.
– Ps... jefe en eso vio que su abogado le llamaba.
– ¿Qué?
– Ese sujeto es el abogado de su esposa.
– Que... – Roger ahora miro a ver nuevamente al abogado y rechino los dientes porque ahora su mentira de que fuera el
amante de Débora no funcionaba, porque si recordaba bien... ese sujeto era el esposo de- la insufrible de Carolina.
– ¿Listo para perder? – le preguntó la pelinegra al pasar a su lado.
– Dudo que eso pase, ya que tu amiga es tan cobarde que ni se ha presentado – le contestó de forma arrogante.
Los Anderson estaban pendientes de esa platica y ahora estaban confundidos ¿esa mujer era amiga de Débora? eso
significaba que Roger había tenido esa valiosa información y no la compartió con ellos, porque podrían haber investigado a esa
mujer para saber dónde estaba la muda y evitar todo el drama actual.
-¿Qué? ¿de qué rayos hablas? – preguntó Carolina arqueando una ceja.
– Tu amiguita no ha llegado.
–
Puff... jaja en verdad que eres tan tonto y predecible – se burló la pelinegra – ella llego antes que todos ustedes y ni siquiera la
has notado.
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