Chapter Capítulo 47
Capítulo 47
‘Jajaja, espera a que el calvo lo diga: “Gracias por el aviso, pero él ya no tiene oportunidad“.
Apenas Soraya terminó, el gran narcotraficante repitió sus palabras con fuerza: “Gracias por el aviso, pero él ya no tiene
oportunidad“–
El rostro de Herminio cambió, le era difícil no creerlo.
‘Ay, este tonto debería estar huyendo ya. El gran narcotraficante colgara el teléfono y va a dispararte. ¡Caray! Si tuviera un
arma, ya hubiera acabado con ese calvo por este bobo“.
Efectivamente, al siguiente segundo, el gran narcotraficante sacó de su bolsillo un arma y disparó contra Herminio, pero falló.
Herminio, habiendo escuchado el pensamiento de Soraya, mantuvo sus ojos fijos en la mano del narcotraficante. En el
momento en que sacó el arma, rodó rápidamente al suelo, esquivando la bala. Inmediatamente después, sacó su pistola y
disparó contra el narcotraficante.
oscurecido de ira, le dijo: “Herminio, sabía que algo andaba mal contigo. Maten a ese traidor“.
Viendo su identidad expuesta, Herminio también dejó de ocultarse. Con su pistola disparó rápidamente y con precisión contra
los hombres del narcotraficante.
Después de un intercambio de disparos, el narcotraficante recibió un tiro, y los otros dos secuaces murieron; mientras que
Herminio recibió un tiro en el brazo, se escondió detrás de un mueble, manteniendo su mirada alerta
detrás del sofá.
El narcotraficante, furioso, gritó: “Herman, ¿quién te envió? No te he tratado mal, y aun así quieres mi vida“.
Herminio, jadeando, dijo: “Nuestros caminos son diferentes. Te aconsejo que te rindas sin resistencia“.
El narcotraficante soltó una risa cruel: “Vete al diablo, ¿crees que puedes
10:44
atraparme? Veamos si tienes la habilidad“, él tenía dos armas, mientras que Herminio solo una.
Y éste pronto se quedó sin balas. Al oir que Herminio disparaba al aire, el narcotraficante se rio con orgullo: “Jajaja, ¿sin balas?
¡A ver cómo escapas ahora! Chico, atreverse a traicionarme solo tiene un final: ¡la muerte!“, y se levantó con arrogancia detrás
“Realmente pensé que eras talentoso, planeaba entrenarte bien. Lástima que te acercaste a mi con segundas intenciones.
Adiós...“, peor el narcotraficante disparó al techo, su cabeza se balanceó y cayó hacia atrás; su cabeza golpeó el suelo con un
sonido sordo, cerró los ojos sin saber si
estaba vivo o muerto.
Soraya, desechando la maceta que tenía en la mano, dijo con desdén: “Este tipo tiene la cabeza dura, me dejó la mano
entumecida“.
Herminio la miró con una expresión complicada: “¿Cómo llegaste aquí?“.
Si bien dudaba al escuchar su pensamiento antes, en ese momento que Soraya estaba frente a él, estaba seguro de que todo
lo que había pensado era cierto, ¿pero cómo lo sabía? ¿Y cuándo se había infiltrado?
Ella lo miró con una expresión extraña: “¿Qué haces parado ahí? ¿Te asustaste tanto que te quedaste tonto? Tu brazo está
herido, ¿no deberías ir al hospital? Ah, y revisa si ese tipo está realmente muerto. Yo me voy“, y dicho eso se marchó sin
prestarle más atención a Herminio, tarareando una canción alegre. Después de todo, a ese tipo no le gustaba ella. No había
necesidad de quedarse a ver su cara después de haberle salvado.
‘Ay, ahora tengo que hacer cola de nuevo por mi café. Si no fuera por salvar a este tonto, ya me lo habría tomado‘.
Una vez que se fue, Herminio llamó a sus superiores para que enviaran a alguien a recoger el cuerpo del narcotraficante, y
luego se dirigió al hospital. En el camino, no pudo resistirse en llamar a Cristián: “¡Todo lo que dijo esa mujer en su mente era
cierto!“.